Page 12 - Puntas de Iceberg
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y cuando vio que llevaba algo envuelto en mi pañito me preguntó qué

llevaba yo ahí. Le enseñé al pajarito pero ¡para qué lo hice! Ella gritó

muy feo y le pegó un manotazo que me lo quitó de las manos. Me
dijo que botara ese bicho horrible y que no jugara con cosas feas. Del

golpe el pajarito pegó con la pared de la escuela y cayó otra vez en el
zacate. Entonces lo volví a recoger muy rápido porque creí que ahora

sí se había muerto porque el golpe que se dio fue muy fuerte. Ya casi
no chillaba y tenía sangre en el piquito. Salí corriendo para la casa

antes de que se muriera y yo le decía y le decía: “Por favor no te

mueras, no te mueras”.
Cuando llegué a la casa busqué a mamá para que lo curara con

alcohol o con agua oxigenada y cuando la encontré ella lo cogió y se
lo llevó para el cuarto. Ahí lo puso en la cama y lo examinó. Me dijo

que estaba muy mal y que no creía que fuera a vivir ni aun echándole
alcohol, que mejor sería matarlo para que no sufriera mucho. Ella se

fue a buscar a papá para que lo matara porque a ella le daba mucha
lástima el pajarito. Yo me quedé con el pajarito y me puse a decirle

que no se muriera que yo lo quería mucho mucho y me puse a llorar.
Lloré y lloré mucho, no sabes cuánto. No sé por qué me puse a

echarle alcohol en las heridas. Se puso a chillar. Ya sabía que le dolía

pero yo le decía que era para que se curara y le soplaba para que no
le ardiera. Seguí llorando y entonces rompí mi pañito en tiritas y se

lo puse como vendas.
Metí al pajarito en una caja de cartón y me puse a cantarle como

a un chiquito. Mientras más le cantaba más me dolía que se muriera
y más lloraba. Al rato llegó mamá con papá y yo lo agarré de las

piernas diciéndole “Papi no lo mates papi por favor”. Papi me dijo

que no lo iba a matar, que solo lo iba a revisar. Lo miró bastante y
después me dijo que no lo mataría porque de todos modos ya le

faltaba poco para morirse. Yo quería quedarme con él cantándole
pero mamá me obligó a hacer la tarea. Hice la tarea llorando y en

carrera para poder estar con el pajarito. Por dicha no se murió esa
tarde.

Ese fue el día que te conté que lo había encontrado pero no te
conté el resto porque estaba muy triste. La niña gorda de al lado me
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