Page 15 - Puntas de Iceberg
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cuidamos y le pusimos cremas y se sanó aunque ahora sí tardó
muchos días. Esta historia fue la más triste porque salí mal en un
examen porque estaba muy triste por lo de la sopa. Pero ahí no
terminó todo lo malo para mi pajarito.
Un día vino la niña gorda de al lado a hacer una tarea conmigo.
Esa niña come mucho porque está muy gorda como la mamá y la tía
que viven con ella y como verás eso no le gustó mucho al pajarito.
Estábamos en la mesa haciendo la tarea y la niña gorda me pidió el
baño. Ella es muy mal educada y se sienta sobre una de sus piernas.
Pues entonces ella me pidió prestado el baño y yo le dije dónde estaba
pero al pararse puso el pie sobre el pobre del pajarito que estaba
debajo de la mesa. Por dicha que la gorda no estripó mucho al
pajarito porque cuando lo sintió quitó el pie y se fue de espalda con
todo y silla lo que sonó muy fuerte y mamá llegó entonces corriendo
a ver qué era lo que pasaba. El pajarito quedó en el suelo y casi no
chillaba y yo creí que estaba muerto y le grité a la niña “¡gorda fea,
mataste mi pajarito!”. Mamá me regañó y me decía que todo era un
accidente y que ella no tenía la culpa. El caso es que el pajarito volvió
a la cama. Papi dijo que costaría mucho que esta vez se salvara de
nuevo porque seguro que estaba reventado por dentro y yo me puse
a llorar y a pedirle al pajarito que no se muriera. Por dicha me hizo
caso de nuevo y no se murió. Yo me sentía muy feliz porque parecía
de milagro que se salvara de tantos desastres pero por dicha así fue.
Días después nos visitó el abuelo. En la noche, él nos contó
cuentos de hace años y nos asustó con cuentos de espantos como el
cadejos y el viejo de monte. También nos contó el cuento del pajarito
de la felicidad que era un cuento muy lindo. Cuando terminó, yo le
conté que ya tenía mi propio pajarito de la felicidad. Mi mamá le
dijo que más bien era mi pajarito de la tristeza porque cada rato me
hacía llorar. Entonces le contó todo lo que lo le pasó al pajarito y
cómo todas las veces se salvaba. Mi abuelo entonces dijo algo muy
lindo. Dijo que el pajarito aguantaba todo eso porque me quería
mucho y porque quería estar conmigo aunque anduviera todo
quemado y renco. En ese momento mi pajarito brincó a mi pierna y
muchos días. Esta historia fue la más triste porque salí mal en un
examen porque estaba muy triste por lo de la sopa. Pero ahí no
terminó todo lo malo para mi pajarito.
Un día vino la niña gorda de al lado a hacer una tarea conmigo.
Esa niña come mucho porque está muy gorda como la mamá y la tía
que viven con ella y como verás eso no le gustó mucho al pajarito.
Estábamos en la mesa haciendo la tarea y la niña gorda me pidió el
baño. Ella es muy mal educada y se sienta sobre una de sus piernas.
Pues entonces ella me pidió prestado el baño y yo le dije dónde estaba
pero al pararse puso el pie sobre el pobre del pajarito que estaba
debajo de la mesa. Por dicha que la gorda no estripó mucho al
pajarito porque cuando lo sintió quitó el pie y se fue de espalda con
todo y silla lo que sonó muy fuerte y mamá llegó entonces corriendo
a ver qué era lo que pasaba. El pajarito quedó en el suelo y casi no
chillaba y yo creí que estaba muerto y le grité a la niña “¡gorda fea,
mataste mi pajarito!”. Mamá me regañó y me decía que todo era un
accidente y que ella no tenía la culpa. El caso es que el pajarito volvió
a la cama. Papi dijo que costaría mucho que esta vez se salvara de
nuevo porque seguro que estaba reventado por dentro y yo me puse
a llorar y a pedirle al pajarito que no se muriera. Por dicha me hizo
caso de nuevo y no se murió. Yo me sentía muy feliz porque parecía
de milagro que se salvara de tantos desastres pero por dicha así fue.
Días después nos visitó el abuelo. En la noche, él nos contó
cuentos de hace años y nos asustó con cuentos de espantos como el
cadejos y el viejo de monte. También nos contó el cuento del pajarito
de la felicidad que era un cuento muy lindo. Cuando terminó, yo le
conté que ya tenía mi propio pajarito de la felicidad. Mi mamá le
dijo que más bien era mi pajarito de la tristeza porque cada rato me
hacía llorar. Entonces le contó todo lo que lo le pasó al pajarito y
cómo todas las veces se salvaba. Mi abuelo entonces dijo algo muy
lindo. Dijo que el pajarito aguantaba todo eso porque me quería
mucho y porque quería estar conmigo aunque anduviera todo
quemado y renco. En ese momento mi pajarito brincó a mi pierna y