Page 80 - Aquelarre
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—Esos guardianes son una peste, y los humanos son tan

débiles. En alguno de estos mundos debe de haber alguien que

pueda darme la fuente de energía necesaria para aplastarlos de una
buena vez.

Dueño de un contenedor que no era el suyo, salió del
apartamento sonriendo maliciosamente. Un nuevo mundo y una

nueva oportunidad de cazar otra alma desdichada, como miles de
otras que ya había consumido; adoraba eso de los humanos,

agobiados por las mismas normas que se imponían, sufrían con los

dones que no podían controlar, porque se preocupaban más por las
apariencias y lo material que por las demás cosas que les rodeaban.

Solo unos pocos se libraban de todo aquel ajetreo, pero doblegarlos
era muy sencillo, no representaba un desafío.

—Y bueno, ¿por dónde comienzo?
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