Page 78 - Aquelarre
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Era como un baldazo de agua muy helada; si quería hacerme
una broma pesada, este no era el momento; el hombre que tenía
enfrente jamás podía ser la misma persona de mi encuentro
callejero de hacía meses.
—Por lo general, un guardián hace contrato con un alma
especial si esta le ofrece ayuda humanitaria de corazón; pero como
estabas empezando a descontrolarte, fui yo quien se acercó a ti,
muy tarde diría yo; no logré que se aletargaran las visiones y
terminaste por creer que estás loca, una respuesta básica de tu
mente a algo que en definitiva, no es comprensible.
Tenía entumecido el cerebro, porque no comprendía ya nada
de lo que me decía; un indigente maloliente que se convertía en mi
guardián, y las pesadillas y los rostros no eran otra cosa que
visiones de otros mundos... Rotundamente deseaba mi cuchillo de
inmediato; si esto era parte de uno de los tantos malos sueños en
mis noches, quería que terminara de una vez.]
— ¿A dónde quieres llegar? —
—Quieres terminar tu vida porque ya nada tiene sentido; no
descubres qué es real y qué es ficción o pesadilla; después de haber
sido una persona común y corriente, has comenzado a divagar
entre mundos que no comprendes, una testigo involuntaria que
será perseguida por todo ser que consuma almas especiales; ya no
sabes quién eres o qué eres, y por esa razón, ya nada te importa—.
Me sonreía de medio lado, mostrando una pareja línea de dientes
muy bien cuidados, tan diferentes a los amarillentos que había
visto mientras me pedía dinero. — La gente busca razones para
terminar lo que no les gusta de manera rápida, olvidando las
consecuencias. Si pierdes la vida de esta forma, tu alma jamás
podrá descansar; si es tan fuerte tu deseo de morir, te puedo dar
una mejor opción—.
¿Una mejor opción?
Cualquier cosa era mejor que mi vida. Las lágrimas emanaron
de mis ojos cegándome a ratos. Si lo que me decía era cierto, lo
haría sin lugar a dudas.
—Dime por favor.
Sonrió pronunciadamente, levantándose los pómulos en su
rostro.
una broma pesada, este no era el momento; el hombre que tenía
enfrente jamás podía ser la misma persona de mi encuentro
callejero de hacía meses.
—Por lo general, un guardián hace contrato con un alma
especial si esta le ofrece ayuda humanitaria de corazón; pero como
estabas empezando a descontrolarte, fui yo quien se acercó a ti,
muy tarde diría yo; no logré que se aletargaran las visiones y
terminaste por creer que estás loca, una respuesta básica de tu
mente a algo que en definitiva, no es comprensible.
Tenía entumecido el cerebro, porque no comprendía ya nada
de lo que me decía; un indigente maloliente que se convertía en mi
guardián, y las pesadillas y los rostros no eran otra cosa que
visiones de otros mundos... Rotundamente deseaba mi cuchillo de
inmediato; si esto era parte de uno de los tantos malos sueños en
mis noches, quería que terminara de una vez.]
— ¿A dónde quieres llegar? —
—Quieres terminar tu vida porque ya nada tiene sentido; no
descubres qué es real y qué es ficción o pesadilla; después de haber
sido una persona común y corriente, has comenzado a divagar
entre mundos que no comprendes, una testigo involuntaria que
será perseguida por todo ser que consuma almas especiales; ya no
sabes quién eres o qué eres, y por esa razón, ya nada te importa—.
Me sonreía de medio lado, mostrando una pareja línea de dientes
muy bien cuidados, tan diferentes a los amarillentos que había
visto mientras me pedía dinero. — La gente busca razones para
terminar lo que no les gusta de manera rápida, olvidando las
consecuencias. Si pierdes la vida de esta forma, tu alma jamás
podrá descansar; si es tan fuerte tu deseo de morir, te puedo dar
una mejor opción—.
¿Una mejor opción?
Cualquier cosa era mejor que mi vida. Las lágrimas emanaron
de mis ojos cegándome a ratos. Si lo que me decía era cierto, lo
haría sin lugar a dudas.
—Dime por favor.
Sonrió pronunciadamente, levantándose los pómulos en su
rostro.