Page 76 - Aquelarre
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forma podría ser una fuente de energía duradera, y al hacer
contacto contigo me enteré de que eres, aparte de todo, una vidente
de las penumbras.
Sabrá Dios qué clase de rostro le hacía al sujeto, porque no
entendía de qué me hablaba; sinceramente le creía más loco de lo
que yo estaba, no le había visto nunca, o al menos eso recordaba;
un hombre con sus facciones no sería fácil de olvidar.
—Déjame por favor, haces más difícil mi decisión.
El cuchillo voló de mis manos casi como si me las hubiera
golpeado, clavándose en la mesita junto a los sillones.
— ¡Nadie te ha dado el permiso para huir con la cola entre las
piernas! —vociferó, —Vengo a ofrecerte un trato que quizás te
parezca mejor que cortarte las venas y morir como una miserable—
.
Parecerá absurdo, y en realidad lo es; el arma que me proveía
de una cierta falsa seguridad había volado de mis manos, y ahora,
en el estado mental en que me veía atrapada, terminé por asentir
levemente, dispuesta a escuchar (aunque tiré un pie hacia atrás,
una precaución en caso de tener que correr).
—Tu vida como tal, ya no vale la pena —soltó un profundo
suspiro desaprobatorio, una forma de regaño por el desperdicio
que hacía con ella, —Te has preguntado siempre por qué temer a la
oscuridad, qué hay allí que tanto te asusta y tanto te persigue. La
respuesta es sencilla: hay personas que nacen con habilidades
especiales, otras las despiertan conforme van madurando, muchos
las adquieren sin saber siquiera que lo han hecho, algunos son
maldecidos y por ello las obtienen; los humanos que se dan cuenta
de ello son pocos, por no decir que casi nulos; los que descubren
sus dones, logran con el tiempo dominarlos hasta hacer uso de
ellos en forma libre y sin ataduras; los demás tratan de sobrellevar
sus miserables existencias con dones y habilidades que no
entienden, pero que están latentes para ser activadas en los
momentos más críticos, sirviendo de algo al final, en muy pocas
excepciones. Ciertos especímenes despiertan sus habilidades y
jamás llegan a comprender que tienen algo especial, hasta que
rompen sus esquemas diarios y destrozan sus vidas, como te ha
pasado a ti.
contacto contigo me enteré de que eres, aparte de todo, una vidente
de las penumbras.
Sabrá Dios qué clase de rostro le hacía al sujeto, porque no
entendía de qué me hablaba; sinceramente le creía más loco de lo
que yo estaba, no le había visto nunca, o al menos eso recordaba;
un hombre con sus facciones no sería fácil de olvidar.
—Déjame por favor, haces más difícil mi decisión.
El cuchillo voló de mis manos casi como si me las hubiera
golpeado, clavándose en la mesita junto a los sillones.
— ¡Nadie te ha dado el permiso para huir con la cola entre las
piernas! —vociferó, —Vengo a ofrecerte un trato que quizás te
parezca mejor que cortarte las venas y morir como una miserable—
.
Parecerá absurdo, y en realidad lo es; el arma que me proveía
de una cierta falsa seguridad había volado de mis manos, y ahora,
en el estado mental en que me veía atrapada, terminé por asentir
levemente, dispuesta a escuchar (aunque tiré un pie hacia atrás,
una precaución en caso de tener que correr).
—Tu vida como tal, ya no vale la pena —soltó un profundo
suspiro desaprobatorio, una forma de regaño por el desperdicio
que hacía con ella, —Te has preguntado siempre por qué temer a la
oscuridad, qué hay allí que tanto te asusta y tanto te persigue. La
respuesta es sencilla: hay personas que nacen con habilidades
especiales, otras las despiertan conforme van madurando, muchos
las adquieren sin saber siquiera que lo han hecho, algunos son
maldecidos y por ello las obtienen; los humanos que se dan cuenta
de ello son pocos, por no decir que casi nulos; los que descubren
sus dones, logran con el tiempo dominarlos hasta hacer uso de
ellos en forma libre y sin ataduras; los demás tratan de sobrellevar
sus miserables existencias con dones y habilidades que no
entienden, pero que están latentes para ser activadas en los
momentos más críticos, sirviendo de algo al final, en muy pocas
excepciones. Ciertos especímenes despiertan sus habilidades y
jamás llegan a comprender que tienen algo especial, hasta que
rompen sus esquemas diarios y destrozan sus vidas, como te ha
pasado a ti.