Page 79 - Puntas de Iceberg
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que todos debían huir. Irse en estos momentos haría inútil el avance

de los últimos días. Se llenó de furia:

—Entonces, hemos perdido la guerra. ¡Enkel se ha rendido!


—Solo puedo decirte esto: la guerra debe acabar, no ha salido como
esperábamos y deberemos esperar otra oportunidad. Ahora, me llevo

a Anýparktos porque tengo un último mensaje que entregar. ¡Los
alcanzaré en Frennlois!


Sin mediar más palabras, Anýparktos subió al lomo de microgrifo
y partieron hacia un lugar desconocido.

***


—No eres un grifo común —dijo Anýparktos luego de una hora de
vuelo— y no me refiero a tu tamaño reducido. Me extraña que

ocupes de mí, me gustaría saber más sobre la necesidad de mis

servicios.

—Tú tampoco eres un sirénido común. Eres el gran Anýparktos,
que dio al humano Leiter su poder para controlar las masas. Has

ido más allá del simple poder de controlar el sentir humano que
tienen los sirénidos. Por eso Enkel necesita que le des un último

mensaje al Leiter.

—Entonces, ¿es ahí donde me llevas? Ahora entiendo. Podría

volar a tu lado, pero eres infinitamente más rápido que yo y ese
lugar está demasiado lejos; por eso me pediste que subiera a tu

lomo. Pero no te apresures, la guerra no terminará hoy.

—Debo apresurarme si queremos devolvernos a tiempo para

alcanzar la apertura de la puerta. De lo contrario, moriremos esta
misma noche cuando se cierre. ¿O es que no te preocupa que no

podamos regresar?

—¡Claro que me preocupa!, pero también sé que nunca has llegado

tarde. Aun así es un viaje largo. Mientras llegamos, creo que comeré
un poco. Si quieres te convido con algo de carne humana, da muchas

energías.
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