Page 80 - Puntas de Iceberg
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—¡Tropas con hambre! ¿Y tú con las alforjas llenas de comida? Por
cierto, debes tener cuidado con lo que comes, los sirénidos nunca han
sido carroñeros. Bueno, y por lo que vi, tampoco buenos cazadores.
—Nunca creíste que las tropas tenían hambre ¿cierto? Desconfías
de los sirénidos y en particular desconfías de mí, lo sé.
—Supe de inmediato que alguien estaba manipulando a los
sirénidos para cazarme. Ustedes no tenían hambre.
—Astuto. Podría ser, sí, que controlaran a los sirénidos, a nosotros.
Tal vez era el temible Skaperen, que azuza desde las tropas enemigas
y nos tenía bajo control mental.
—Ese cobarde unicornio blanco no está con las tropas enemigas. Si
estuviera en este mundo, estaría luchando escondido entre las tropas
del Leiter.
—¿Me estás diciendo que los unicornios blanco y negro lucharían
juntos del mismo lado? ¡Eso es imposible!
—No, lucharían uno contra otro, pero en el mismo lado. No tienes
idea de cómo piensa un unicornio. Con ellos nada es lo que aparenta,
ni las cosas suceden como normalmente lo harían. Su lucha es como
un gran juego de ajedrez, pero negras contra blancas es algo muy
común y simple para ellos. Los unicornios lucharían ambos en el
mismo bando, uno contra otro. El bando de los unicornios ganará
siempre, a pesar de la lucha interna. Trabajarán juntos pero uno
contra el otro. Lograrán la meta pero antagonizando. Al final, tratará
de ganar estratégicamente cosas para sí mismos. Además, por si no
lo sabes, nadie controla a los humanos enemigos: ellos están por su
cuenta, sin ayuda del lado fantástico.
—Entonces, ¿dices que los enemigos, usando un endeble poder
humano, están ganando esta guerra contra el poderío del mundo
fantástico que incluye a los dos unicornios? Igual de increíble.
—No están luchando contra el poderío fantástico, sino contra el
Leiter y sus seguidores, humanos también. Que le ayudemos al Leiter
y su grupo sin que lo sepan no los hace necesariamente invencibles.
cierto, debes tener cuidado con lo que comes, los sirénidos nunca han
sido carroñeros. Bueno, y por lo que vi, tampoco buenos cazadores.
—Nunca creíste que las tropas tenían hambre ¿cierto? Desconfías
de los sirénidos y en particular desconfías de mí, lo sé.
—Supe de inmediato que alguien estaba manipulando a los
sirénidos para cazarme. Ustedes no tenían hambre.
—Astuto. Podría ser, sí, que controlaran a los sirénidos, a nosotros.
Tal vez era el temible Skaperen, que azuza desde las tropas enemigas
y nos tenía bajo control mental.
—Ese cobarde unicornio blanco no está con las tropas enemigas. Si
estuviera en este mundo, estaría luchando escondido entre las tropas
del Leiter.
—¿Me estás diciendo que los unicornios blanco y negro lucharían
juntos del mismo lado? ¡Eso es imposible!
—No, lucharían uno contra otro, pero en el mismo lado. No tienes
idea de cómo piensa un unicornio. Con ellos nada es lo que aparenta,
ni las cosas suceden como normalmente lo harían. Su lucha es como
un gran juego de ajedrez, pero negras contra blancas es algo muy
común y simple para ellos. Los unicornios lucharían ambos en el
mismo bando, uno contra otro. El bando de los unicornios ganará
siempre, a pesar de la lucha interna. Trabajarán juntos pero uno
contra el otro. Lograrán la meta pero antagonizando. Al final, tratará
de ganar estratégicamente cosas para sí mismos. Además, por si no
lo sabes, nadie controla a los humanos enemigos: ellos están por su
cuenta, sin ayuda del lado fantástico.
—Entonces, ¿dices que los enemigos, usando un endeble poder
humano, están ganando esta guerra contra el poderío del mundo
fantástico que incluye a los dos unicornios? Igual de increíble.
—No están luchando contra el poderío fantástico, sino contra el
Leiter y sus seguidores, humanos también. Que le ayudemos al Leiter
y su grupo sin que lo sepan no los hace necesariamente invencibles.