Page 85 - Puntas de Iceberg
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me ofreciste no es humana, es carne de hada. Lo sé por el olor.

Alguien debe quererte muerto y eso me intriga mucho. Si no la

hubieras comido, hubiera pensado que querías envenenarme. Con
lo que comiste, no tendrás más que unas pocas horas de vida. Luego

descubriré quién lo hizo; me interesa mucho saberlo, todo pasa por
alguna razón y debo saber cuál es.


—Entiendo... ¿Ese era tu plan? ¿Traerme para que cantara el
mensaje y luego dejarme morir aquí? ¿Por qué no matarme, para

asegurarte que el Leiter no volviera a tener oportunidad con un
segundo canto mío?


—No te mataré. Morirás porque estás envenenado, así que me
ahorro esa parte. Además, no me preocupa que cantes de nuevo. Tú

mismo has dicho que potencias cambios pero que luego no puedes
deshacer tal acción. Se te complica porque hay más de un actor en

esto, ¿cierto? Sí, sé que el canto no fue solo para él. ¿Ella está cerca,
verdad? Me refiero a la compañera del Leiter, también conocida

como Eva. Eres detestable, sirénido, causar el amor entre humanos

para tenerlos bajo control.

—¡Eres increíble, grifo! Muy astuto y suspicaz. Sí, ella está cerca y
mi canto la ayudará. Y te repito, yo no causo amor, solo lo potencio.

Pero este amor, en unos meses, disipará por completo el ansia de
culminar el sueño de Leiter. Luego de esa noche, ninguno de los dos

querrá vivir.

—Sé que dices la verdad, sirénido. Mi trabajo ha terminado. Es

hora de irme. ¡Muere dignamente!

—Lo siento grifo, pero tampoco soy tonto en distancias y tiempos.

Nuestra discusión ha alargado nuestra estancia y mi canto, que
sentiste por algunos segundos; en realidad ha tomado horas. No

podrás llegar a la puerta, ni siquiera con tu velocidad. También
estas condenado, parece ser.


—¿Cómo? Entonces tú mismo has retrasado todo sabiendo que
morirías. ¡Eso me suena a traición!
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