Page 97 - Telaranas
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lavamanos había manchas de un líquido oscuro.
Continuó con la inspección y descubrió tres frascos

quebrados; todos tenían algo de líquido en su interior.
Tomó uno de los recipientes y lo puso en el suelo; una

porción de la sustancia se derramó y evaporó de

inmediato, dejando una pequeña nube podrida
flotando en el baño.

—Curioso…
Papá movió la mano a través de la nube, la cual se

condensó y precipitó en el suelo, tomando una
consistencia viscosa y dejando un tatuaje en la mano

de papá. En ese instante sonó el teléfono; él no se

percató de la marca en su mano, solo contestó y salió
de la casa.

Cuando papá llegó al hospital, yo estaba mirando
a través de la ventana de la habitación de mi hermana.

Adentro estaba un grupo de médicos alrededor de la
camilla. Sólo permanecían de pie, no parpadeaban; si

respiraban no lo pude notar. Sentada en uno de los
bordes del catre, estaba ella, pálida, tiesa, con los ojos

abiertos mirando al techo. Lloraba. Su rostro reflejaba
una alegría un tanto malvada, envuelta en esa

inocencia que todos perdemos en la pubertad.

La muralla de batas blancas que la rodeaba
parecía danzar con una melodía inaudible que

paralizaba a quien la escuchase. Los doctores
empezaron a caer uno por uno, al ritmo en que una

nube inmensa de gas púrpura empezó a formarse
alrededor de mi hermana, ocupando toda la

habitación. De pronto, todos los que estábamos en el

hospital escuchamos algo similar a una voz; parecía
un coro hablando al unísono. Los cristales de las

ventanas retumbaban con el choque de las ondas, las
personas más viejas empezaron a llorar de alegría, los
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