Page 24 - Aquelarre
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La verdad de la desaparición de la supuesta “botija” solo la

sabe Rulo, quien estaba deambulando esa tarde por el cafetal y vio

cuando la abuela de Evelyn, Jovita, siguió los pasos de Pulgoso,
observó lo que enterraron las traviesas niñas y se lo llevó a su casa.

A lo mejor todavía tiene la lonchera del Chapulín Colorado por
ahí, porque a Jovita le gustaba coleccionar travesuras, y la supuesta

guaca de la “viejita de la carguita de leña”, debía de estar entre su
enorme piel de culebra Becker y los dientes de su pez sierra.



Rulo da término a esta pachanga de ánimas


Esta historia llegó a la mente de Rulo cuando vio alejarse a
Juan, Flor y Liz.

—Por lo visto es de familia eso de imaginarse cosas y de reírse
de las ánimas —dijo decepcionado—. Lo que nadie se imagina es

que tanto la “viejita de la carguita de leña” como “el viejillo del
muro” estaban dando un mensaje, a todos los mortales: ¡¡¡querían

ser recordados !!!
Era un aburrimiento deambular por el mundo, sin hacer nada

más que tratar de asustar a los que ya ni miedo les tienen.

Un día, “el viejillo del muro” se fue a asustar un rato, pero el
asustado fue él al ver pasar una “tumbacocos” frente a su lugar de

trabajo; nadie lo escuchaba y las luces lo encandilaron. La viejita
ni lo intenta; luego de que quitaron el cafetal, empezó su depresión.

Ya ni podía asustar a nadie, ahora su única esperanza es que por
fin alguien encuentre su guaquita para poder ir al cielo, pero las

pistas que deja son confundidas con grafitis de sectas satánicas o

mensajes dirigidos a políticos corruptos.
Tal vez algún día podamos regresar a contarnos estas historias y,

alrededor de un buen fuego, descifrar el mensaje que nos quieren
dar las “Leyendas de Flores”. Esta historia es un primer paso, usted

debe dar el siguiente...
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