Page 46 - Aquelarre
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Esta región de aquí —ahora señalaba la región más oscura– es la
única que no ha sido restaurada, aunque sí existe un planeta
habitado, el cual no pertenece a ninguno de nosotros; su Creador
lo abandonó hace tiempo. Indiferentemente de cuál lugar sea de su
elección, debe recordar que no solo pretendemos darle una nueva
oportunidad a las razas que se extinguieron, sino que hemos jurado
salvarlas de un nuevo daño. Por eso, el único requisito que deben
cumplir todos los mundos que construya, es la constante
nubosidad de de la atmosfera; gracias a esto, los planetas no
carecerán de la luz del sol, pero no será posible a los habitantes ver
las estrellas; es la única manera de prevenir que destruyan
nuevamente la galaxia.
En cuanto Krael terminó de hablar, inclinó la cabeza
rápidamente y sin decir nada se marchó. Por un momento, aquella
cordial displicencia propia de sus antepasados, activó memorias
casi olvidadas en el nuevo creador. Zeim permaneció algún tiempo
más en la sala, todo aquel ambiente parecía distraerle, robarle su
concentración y, por más que lo intentaba, no podía quitar su
atención de la región más oscura de la galaxia, que no dejaba de
pedir su ayuda desesperadamente. No necesitó pensarlos dos
veces.
Sin embargo, antes de partir hacia aquel sector, Zeim decidió
observar la labor de los Creadores en el centro de la galaxia, para
obtener la mayor cantidad de información posible; quería estar
seguro de tener toda la experiencia requerida para hacer un buen
trabajo. Al principio había dudado sobre las capacidades de sus
compañeros, pues la materialización le había parecido chocante y
denigrante para su raza; no obstante, era evidente que había
realizado una excelente labor restaurando la vida en la región. Le
fue difícil acostumbrarse a verlos interactuar con sus planetas, sin
mezclarse directamente con los habitantes. Iban de un lado a otro,
atendiendo los mínimos detalles para mantener el balance y la paz
de sus mundos, sin que ninguno de los pobladores se diera cuenta
de que toda raza se había extinguido y que recientemente habían
sido rescatados del olvido. Para los creadores era ilógico suponer
que pudieran entenderlo; su ignorancia había sido la causa de su
única que no ha sido restaurada, aunque sí existe un planeta
habitado, el cual no pertenece a ninguno de nosotros; su Creador
lo abandonó hace tiempo. Indiferentemente de cuál lugar sea de su
elección, debe recordar que no solo pretendemos darle una nueva
oportunidad a las razas que se extinguieron, sino que hemos jurado
salvarlas de un nuevo daño. Por eso, el único requisito que deben
cumplir todos los mundos que construya, es la constante
nubosidad de de la atmosfera; gracias a esto, los planetas no
carecerán de la luz del sol, pero no será posible a los habitantes ver
las estrellas; es la única manera de prevenir que destruyan
nuevamente la galaxia.
En cuanto Krael terminó de hablar, inclinó la cabeza
rápidamente y sin decir nada se marchó. Por un momento, aquella
cordial displicencia propia de sus antepasados, activó memorias
casi olvidadas en el nuevo creador. Zeim permaneció algún tiempo
más en la sala, todo aquel ambiente parecía distraerle, robarle su
concentración y, por más que lo intentaba, no podía quitar su
atención de la región más oscura de la galaxia, que no dejaba de
pedir su ayuda desesperadamente. No necesitó pensarlos dos
veces.
Sin embargo, antes de partir hacia aquel sector, Zeim decidió
observar la labor de los Creadores en el centro de la galaxia, para
obtener la mayor cantidad de información posible; quería estar
seguro de tener toda la experiencia requerida para hacer un buen
trabajo. Al principio había dudado sobre las capacidades de sus
compañeros, pues la materialización le había parecido chocante y
denigrante para su raza; no obstante, era evidente que había
realizado una excelente labor restaurando la vida en la región. Le
fue difícil acostumbrarse a verlos interactuar con sus planetas, sin
mezclarse directamente con los habitantes. Iban de un lado a otro,
atendiendo los mínimos detalles para mantener el balance y la paz
de sus mundos, sin que ninguno de los pobladores se diera cuenta
de que toda raza se había extinguido y que recientemente habían
sido rescatados del olvido. Para los creadores era ilógico suponer
que pudieran entenderlo; su ignorancia había sido la causa de su