Page 68 - Aquelarre
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Alegría fue el comienzo de un viaje que consistió en un
proceso de redescubrimiento en un mundo con renovadas y casi
ilimitadas opciones donde, más evidentemente que nunca, se
destacaba la fuerza que cohabitaba con la fragilidad de la vida. A
Alemania le siguieron España, Bélgica, Austria, Estados Unidos,
Francia, Turquía, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda y Japón. Al
mismo tiempo, Alegría fue sucedida por La Nouba, Mystère, Ovo,
O, Kooza, Tótem, Zarkana, Zed, Saltimbanco, Zaia y muchos
otros. Me desplazaba entre mundos imaginarios de pintorescas
metrópolis a sueños de niñas que viajaban al espacio; la fantasía y
la realidad convivían diariamente. La mayor parte del tiempo
acompañaba a Guy a las audiciones por muchos rincones del
mundo donde tenía la oportunidad de ver los espectáculos
permanentes del Circo del Sol y hacer excursiones de interés
gastronómico. Aprovechábamos para conversar sobre la vida, con
sinceridad, como solo lo pueden hacer un hombre y una mujer
cuando los une un verdadero interés por el otro y no hay pasión de
por medio. La Fundación One Drop había destinado una sección
de sus esfuerzos y recursos a la investigación, sin fines
monopolizadores, de variedades mejoradas biotecnológicamente
de diez productos clave para la salud, y se planeaba empezar a
comercializarlos en Costa Rica, a precios accesibles, para financiar
futuras iniciativas en el resto del mundo.
En el Treasure Island de Las Vegas, luego de haber tenido mi
primera experiencia con Mystère, Guy me reveló que la vida seguía
siendo un misterio para él y que lamentaba que le hubiese tomado
tanto tiempo y esfuerzo vencer la inercia de existir para concentrar
sus energías en vivir. Además, me hizo saber, que con el objetivo
de enmendar la falta, seguiría prolongando su paso por la Tierra
mientras estuviera a su alcance.
Una mañana, en la que habíamos convenido no tomar la
pastilla Huxley, yo me preparaba para hacer mi ritual de pan
francés recién horneado cuando Guy apareció:
Alegría fue el comienzo de un viaje que consistió en un
proceso de redescubrimiento en un mundo con renovadas y casi
ilimitadas opciones donde, más evidentemente que nunca, se
destacaba la fuerza que cohabitaba con la fragilidad de la vida. A
Alemania le siguieron España, Bélgica, Austria, Estados Unidos,
Francia, Turquía, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda y Japón. Al
mismo tiempo, Alegría fue sucedida por La Nouba, Mystère, Ovo,
O, Kooza, Tótem, Zarkana, Zed, Saltimbanco, Zaia y muchos
otros. Me desplazaba entre mundos imaginarios de pintorescas
metrópolis a sueños de niñas que viajaban al espacio; la fantasía y
la realidad convivían diariamente. La mayor parte del tiempo
acompañaba a Guy a las audiciones por muchos rincones del
mundo donde tenía la oportunidad de ver los espectáculos
permanentes del Circo del Sol y hacer excursiones de interés
gastronómico. Aprovechábamos para conversar sobre la vida, con
sinceridad, como solo lo pueden hacer un hombre y una mujer
cuando los une un verdadero interés por el otro y no hay pasión de
por medio. La Fundación One Drop había destinado una sección
de sus esfuerzos y recursos a la investigación, sin fines
monopolizadores, de variedades mejoradas biotecnológicamente
de diez productos clave para la salud, y se planeaba empezar a
comercializarlos en Costa Rica, a precios accesibles, para financiar
futuras iniciativas en el resto del mundo.
En el Treasure Island de Las Vegas, luego de haber tenido mi
primera experiencia con Mystère, Guy me reveló que la vida seguía
siendo un misterio para él y que lamentaba que le hubiese tomado
tanto tiempo y esfuerzo vencer la inercia de existir para concentrar
sus energías en vivir. Además, me hizo saber, que con el objetivo
de enmendar la falta, seguiría prolongando su paso por la Tierra
mientras estuviera a su alcance.
Una mañana, en la que habíamos convenido no tomar la
pastilla Huxley, yo me preparaba para hacer mi ritual de pan
francés recién horneado cuando Guy apareció: