Page 103 - Telaranas
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Divisé a un joven que claramente pertenecía a su
misma comunidad; parecía un poco más tranquilo que

el resto de las personas. Caminé hasta estar cerca de él
y me entristeció ver su rostro enrojecido,

completamente empapado en lágrimas. Intenté

reconfortarlo colocando mi mano en su hombro, pero
en ese momento me miró directamente a los ojos con

dureza. Le hice la misma pregunta que a la señora, y
me respondió “Groaza, Groaza”, entre sollozos.

—Amigo, no entiendo qué significa esa palabra —
indiqué.

—¡Mató a mi hermana! ¡Él mató a mi hermana! —

me dijo, en un español difícil de entender.
—¿Quién mató a tu hermana? ¿De dónde vienen

ustedes?
—Groaza; él la mató.

—Pero, ¿quién…? —intenté preguntar.
—Venimos del pueblo, arriba en la montaña;

somos rumanos.
¡Rumanos! Nunca imaginé que existiera tal

comunidad en Costa Rica.
—¿Quién es Groaza? —pregunté.

—Groaza -el terror-, ha regresado; no se puede

huir cuando él mata.
Me preocupé; a estas alturas de la conversación,

los otros rumanos ya se habían tranquilizado y se
estaban poniendo en pie para regresar a su pueblo.

—Joven, ¿los puedo acompañar hasta su casa? —
pregunté, con imprudencia.

—No se puede, es imposible —replicó,

visiblemente molesto, y me dio la espalda para unirse
al grupo, que ya se ponía en camino.

Esperé a que avanzaran un poco; muchos
caminaban por la calle, pero sin obstaculizar el
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