Page 104 - Telaranas
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tránsito. Poco después, los seguí sin que me vieran.
Caminaban con mucha lentitud hacia la zona de

Cascajal, subieron durante más de una hora hasta que
tomaron un cruce a la derecha, por un camino que

apenas se veía entre la vegetación, y se internaron en

la montaña; y yo con ellos, siempre guardando
distancia.

Llegamos a un pequeño caserío, muy agradable
pero bastante antiguo; con casas de madera oscura

trabajadas con elegancia, ventanas y corredores
artesonados. Las personas del pueblo no se dirigieron

a sus casas, sino que caminaron hacia una especie de

plaza central, donde había una fuente, probablemente
de mármol, y un cuerpo flotando en el agua.

Caminaban gritando con angustia “Groaza piei”,
y apuntando con sus imágenes hacia el pozo. Me

acerqué entre el tumulto de personas, pues a nadie le
importó mi presencia en ese momento. El cuerpo

pertenecía a una persona joven de tez blanca y cabellos
oscuros, tenía los ojos negros completamente

abiertos, con una mueca de terror bastante
desagradable y su piel como si le hubieran drenado la

vida. No parecía haber muerto ahogada.

El joven con quien hablé anteriormente se metió
en la fuente y, tomando a su hermana en brazos, lloró

con tal amargura que su rostro se retraía de dolor.
Sacó del agua a la mujer y se la llevó a su casa,

mientras el resto de los pueblerinos depositaban sus
imágenes a la orilla de la fuente y luego caminaban con

lentitud hacia sus hogares.

Corrí hacia el joven para ayudarle a llevar el
cuerpo, pero al verme se enojó tanto que casi la deja

caer.
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