Page 115 - Telaranas
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los brazos desnudos, tatuados y cruzados. Las
“policías” no fueron especialmente provocativas o
esmeradas con Andrey, Tad y JJ; quizá por la aburrida
timidez de Andrey, ya que no por falta de atractivo;
quizá por la cara de pocos amigos de Tad, ya que
tampoco por falta de atractivo; y quizá sí por la falta
de atractivo del gordo JJ, ya que no por ninguna otra
cosa. Pero Charley, quizá por su enorme sonrisa, ya
que no por atractivo, fue particularmente
inspeccionado por una de las chicas, quien palpó el
bulto de su entrepierna, diciendo:
—¡Wao! ¡Vienes armado! ¿Qué tienes ahí?
—Tendrás que averiguarlo —contestó él.
Los ojos de la chica eran absolutamente azules y
pequeños, y poseía una cabellera negra sedosa y un
cuerpo obviamente voluptuoso que se desbordaba del
apretado y escaso uniforme policial. Charley se dijo en
primer lugar que era como una Megan Fox mejorada,
con más kilos y curvas; pero las facciones de su rostro,
que se le antojaron europeas (mero antojo, pues no
sabría decir cómo rayos se supone que eran las
facciones europeas), le recordaron más bien a Aletta
Ocean.
—No debería dejarte entrar —dijo ella, fingiendo
que aún dudaba.
—Entonces, no entro; vamos tú y yo a alguna otra
parte...
La chica sonrió y le indicó que pasara; Charley
atravesó la puerta sin dejar de mirarla y ella se
despidió con la mano, diciendo:
—Nos vemos luego...
Recorrieron un corto pasillo casi en tinieblas y
otro monigote de brazos desnudos les abrió la puerta
de entrada al salón principal del club. Fueron
“policías” no fueron especialmente provocativas o
esmeradas con Andrey, Tad y JJ; quizá por la aburrida
timidez de Andrey, ya que no por falta de atractivo;
quizá por la cara de pocos amigos de Tad, ya que
tampoco por falta de atractivo; y quizá sí por la falta
de atractivo del gordo JJ, ya que no por ninguna otra
cosa. Pero Charley, quizá por su enorme sonrisa, ya
que no por atractivo, fue particularmente
inspeccionado por una de las chicas, quien palpó el
bulto de su entrepierna, diciendo:
—¡Wao! ¡Vienes armado! ¿Qué tienes ahí?
—Tendrás que averiguarlo —contestó él.
Los ojos de la chica eran absolutamente azules y
pequeños, y poseía una cabellera negra sedosa y un
cuerpo obviamente voluptuoso que se desbordaba del
apretado y escaso uniforme policial. Charley se dijo en
primer lugar que era como una Megan Fox mejorada,
con más kilos y curvas; pero las facciones de su rostro,
que se le antojaron europeas (mero antojo, pues no
sabría decir cómo rayos se supone que eran las
facciones europeas), le recordaron más bien a Aletta
Ocean.
—No debería dejarte entrar —dijo ella, fingiendo
que aún dudaba.
—Entonces, no entro; vamos tú y yo a alguna otra
parte...
La chica sonrió y le indicó que pasara; Charley
atravesó la puerta sin dejar de mirarla y ella se
despidió con la mano, diciendo:
—Nos vemos luego...
Recorrieron un corto pasillo casi en tinieblas y
otro monigote de brazos desnudos les abrió la puerta
de entrada al salón principal del club. Fueron