Page 119 - Telaranas
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Damas y caballeros, Praga Night Club, su nuevo
y exclusivo centro de diversión nocturna, se complace

en presentar a... ¡Goooldiiiiii! ¡Nuestra Joya Dorada,
en la tarima principal!

El ingreso a escena de Goldi no pudo ser más

perfecto; con I Was Made for Lovin' You de Kiss, la
chica atravesó de pronto la abertura del telón al fondo

de la tarima y avanzó a lo Demi Moore con paso
decidido, la cabellera suelta y arrancándose la ropa

furiosamente, quedando solo con el mínimo de ropa
en color negro. Ni Andrey ni ella misma lo sabían, pero

a partir de ese momento, Goldi había empezado a

actuar para él, y su rostro altivo, iracundo, más que
provocador, fue el primer impacto de su perfomance.

Cuando llegara el momento oportuno, ella sabría
localizarlo entre el público, sabría detectar y localizar

esos ojos de niño y esa mueca de “tengo siete años y vi
a mamá desnuda”; los ojos y la mueca del sujeto que

debía de estar conjeturando toda la vida de la chica a
partir de ese rostro de furia con el que ingresó al

escenario; los ojos y la mueca de Andrey, fulminado
por aquella rubia perfecta, bajita y compacta, pálida,

pero con mejillas rosadas, con ojos tan grandes y

abiertos que aún desde lejos y en penumbra se
distinguía su fuerte color azul, y con esa flamante

cabellera que crecía por momentos, como remolinos
de nieve impregnados con la luz de un poste a la orilla

de una carretera siberiana. Toda ella parecía brillar
con un fulgor natural, dorado y pálido; refulgía como

en esas viejas películas donde aplicaban un fino aceite

al lente de la cámara para hacer brillar a las actrices.
Su estilo de baile resultaba casi contrario al de

Casey: no tenía ese cuerpo atlético ni las habilidades
circenses de la Gatita Intrépida; Andrey no imaginaba
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