Page 120 - Telaranas
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a Goldi, con esas abultadas formas de pechos y
caderas, y con esa excitante baja estatura que
redondeaba aún más su contorno, ejecutando las
suertes y acrobacias de Casey. Pero la rubia tenía lo
que, a gusto de Andrey, le faltó a la Gatita Intrépida:
el histrionismo, las miradas, el feeling; en una
palabra, la sensualidad. Goldi no descuidaba en
ningún momento el minucioso código de gestos y
miradas que sostenía con el público, no descuidaba
nunca los movimientos de su cabello ni los ángulos de
su cuerpo, quizá más ensayados que las contorsiones
de Casey, o incluso tan ensayados como las
contorsiones de una chica del Circo del Sol; nunca se
le vio con el mal crónico de muchas bailarinas de night
club, que bailan indiferentes y apáticas, sin siquiera
mirar al público, haciendo lo suyo y cumpliendo con el
mínimo de su rutina para luego cobrar y c’est fini,
como las recepcionistas que se limitan a estampar de
mala gana un sello en una ventanilla frente a una cola
de cientos de personas a las que ni si quiera se dignan
a encarar.
No, Goldi no; Goldi no era así, la preciosa Goldi
no era de esas, no lo era.
Tú no eres así, tú no...
Unas cuantas vueltas sencillas en el eje del tubo y
algunas caminatas por el escenario bastaron y
sobraron para que la rubia estampara su sello en el
público... y especialmente en Andrey.
Pero aún faltaba mucho para que Goldi
concluyera su actuación.
La música se apaciguó y se convirtió en What
About Love? de Heart (al parecer le gustaban los
clásicos a la rubia), y en el momento preciso de la
transición, una entrenada voz femenina se deslizó por
caderas, y con esa excitante baja estatura que
redondeaba aún más su contorno, ejecutando las
suertes y acrobacias de Casey. Pero la rubia tenía lo
que, a gusto de Andrey, le faltó a la Gatita Intrépida:
el histrionismo, las miradas, el feeling; en una
palabra, la sensualidad. Goldi no descuidaba en
ningún momento el minucioso código de gestos y
miradas que sostenía con el público, no descuidaba
nunca los movimientos de su cabello ni los ángulos de
su cuerpo, quizá más ensayados que las contorsiones
de Casey, o incluso tan ensayados como las
contorsiones de una chica del Circo del Sol; nunca se
le vio con el mal crónico de muchas bailarinas de night
club, que bailan indiferentes y apáticas, sin siquiera
mirar al público, haciendo lo suyo y cumpliendo con el
mínimo de su rutina para luego cobrar y c’est fini,
como las recepcionistas que se limitan a estampar de
mala gana un sello en una ventanilla frente a una cola
de cientos de personas a las que ni si quiera se dignan
a encarar.
No, Goldi no; Goldi no era así, la preciosa Goldi
no era de esas, no lo era.
Tú no eres así, tú no...
Unas cuantas vueltas sencillas en el eje del tubo y
algunas caminatas por el escenario bastaron y
sobraron para que la rubia estampara su sello en el
público... y especialmente en Andrey.
Pero aún faltaba mucho para que Goldi
concluyera su actuación.
La música se apaciguó y se convirtió en What
About Love? de Heart (al parecer le gustaban los
clásicos a la rubia), y en el momento preciso de la
transición, una entrenada voz femenina se deslizó por