Page 154 - Telaranas
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pero sin la fuerza necesaria para levantar la mano, y
Tad se la estrechó con un afecto rígido pero cálido.

—Mi amigo... —fue lo último que logró
pronunciar Andrey antes de caer nuevamente y quizá

definitivamente en ese soPor misteRioso que lo dejaba

sin energía.
Entonces Tad empuñó en lo alto la botella, con la

boquilla rota hacia abajo.
—Por la amistad... —dijo.

Y la clavó con fuerza en el pecho de Andrey.




Mónica y sus dos asistentes aparecieron bajo el
dintel de la puerta, pero no entraron a la habitación;

aguardaron allí, observando el estropicio al que había
quedado reducida la hermosa Goldi, mientras Tad

hacía lo propio con su amigo. Sasha empezó a llorar, y
Terry la abrazó y la alejó de la puerta. La expresión de

Mónica era casi neutral; apenas una leve torcedura de
su entrecejo la delataba.

Tad se levantó, le dedicó un último vistazo a su
amigo, y se encaminó hacia la puerta. Mónica y sus

chicas se apartaron para que él saliera, y cuando pasó

frente a ellas, ni siquiera las miró; oficialmente, no
tenía por qué hacerlo, no merecían ni eso. Su larga

sombra lo siguió escaleras abajo y solamente cuando
hubo desaparecido por completo las mujeres entraron

a la habitación.
Mónica se acercó lentamente al cadáver de Goldi,

se arrodilló junto a él —su ropa y su capa se llenaron

de sangre—, y acarició el descolorido y enmarañado
cabello, que nadie que la hubiera visto bailando en la

tarima diría que se trataba de aquel mismo torbellino
rubio de hacía apenas un momento.
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