Page 58 - Telaranas
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expedía un olor putrefacto. La cosa rugió
furiosamente y él corrió desesperado. Por los sonidos
de la criatura que lo perseguía, concluyó que se
desplazaba en cuatro patas y que alguna especie de
líquido caía de su cuerpo.
Si huir de un cuadrúpedo era de por sí difícil,
Marcos también debía enfrentarse a una oscuridad
que ni siquiera le permitía ver sus manos. Recordó el
esqueleto que encontró en el sótano, así que pensó en
al menos usarlo para defenderse, pero en ese mismo
instante la criatura lo hizo tropezar. Se posó encima
de Marcos y empezó a rugir. Marcos sentía cómo la
baba de la bestia caía en su cara con cada rugido, y no
solo gritaba por el terror que le provocaba la criatura,
sino también por las quemaduras que le producía su
saliva en la piel.
La criatura rasguñó a Marcos en el pecho y este
despertó inmediatamente. Su corazón latía
apresuradamente y estaba bañado en su propio
sudor. Respiraba muy rápido y sentía mucho calor;
su experiencia parecía más real que su vida misma.
Miró el reloj y habían pasado apenas treinta
minutos desde la hora en que llegó a ese lugar. Esto
lo perturbó. Decidió tomar una ducha para
relajarse... Pero su inquietud aumentó al quitarse la
camisa y ver un rasguño hecho por seis garras en el
centro de su pecho. La tensión y la zozobra
empezaron a surgir en el interior de Marcos, que para
estos momentos ya no podía definir qué era real.
Tomó la ducha, se vistió y cocinó algo para
almorzar. No pudo comer, su apetito se había ido a
algún lugar lejano. Entonces decidió buscar algo para
pasar el tiempo; pero en el apartamento solo había
cosas normales, aburridas. Fue a revisar en el cuarto
furiosamente y él corrió desesperado. Por los sonidos
de la criatura que lo perseguía, concluyó que se
desplazaba en cuatro patas y que alguna especie de
líquido caía de su cuerpo.
Si huir de un cuadrúpedo era de por sí difícil,
Marcos también debía enfrentarse a una oscuridad
que ni siquiera le permitía ver sus manos. Recordó el
esqueleto que encontró en el sótano, así que pensó en
al menos usarlo para defenderse, pero en ese mismo
instante la criatura lo hizo tropezar. Se posó encima
de Marcos y empezó a rugir. Marcos sentía cómo la
baba de la bestia caía en su cara con cada rugido, y no
solo gritaba por el terror que le provocaba la criatura,
sino también por las quemaduras que le producía su
saliva en la piel.
La criatura rasguñó a Marcos en el pecho y este
despertó inmediatamente. Su corazón latía
apresuradamente y estaba bañado en su propio
sudor. Respiraba muy rápido y sentía mucho calor;
su experiencia parecía más real que su vida misma.
Miró el reloj y habían pasado apenas treinta
minutos desde la hora en que llegó a ese lugar. Esto
lo perturbó. Decidió tomar una ducha para
relajarse... Pero su inquietud aumentó al quitarse la
camisa y ver un rasguño hecho por seis garras en el
centro de su pecho. La tensión y la zozobra
empezaron a surgir en el interior de Marcos, que para
estos momentos ya no podía definir qué era real.
Tomó la ducha, se vistió y cocinó algo para
almorzar. No pudo comer, su apetito se había ido a
algún lugar lejano. Entonces decidió buscar algo para
pasar el tiempo; pero en el apartamento solo había
cosas normales, aburridas. Fue a revisar en el cuarto