Page 54 - Telaranas
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se escuchaban ruidos misteriosos provenientes del
ático. Marcos decidió no darle mucha importancia y

fue a trabajar.
La carretera estaba llena de neblina y la ciudad

en sí estaba casi completamente desierta,

exceptuando esa extraña sensación de estar siendo
observado que Marcos experimentaba desde que era

un niño. En el trabajo todo ocurría de forma normal,
aburrida; hasta que una llamada entró a la oficina de

Marcos.
Era de parte de la madre de Tomás,

anunciándole que su amigo se había quitado la vida

hacía dos semanas. Marcos le agradeció a la señora
por comunicarle la trágica noticia y le respondió que

iría lo más pronto posible. Esa noche tomó el vuelo
que lo llevaría a confrontar su destino.

El avión llegó al aeropuerto de la localidad en
una fría madrugada de agosto. Debido a la hora,

estaba casi completamente vacío. Marco tomó un taxi
y se dirigió al punto de encuentro que la madre de

Tomás le había especificado.
Doña Marielos, al verlo, no pudo evitar abrazarlo

y explotar en llanto.

—Verte me trae tantos recuerdos, memorias
existentes antes de que Tomás... —le dijo a Marcos,

mientras enjugaba sus ojos con un pañuelo que
sacaba de su bolso.

—¿Qué fue lo que pasó exactamente? ¡Tomás no
era de esas personas! —comentó extrañado Marcos.

—¿Sabes? Cuando lo dices de esa forma, suena

como estuvieras tratando de convencerte a ti mismo
de que esto no está pasando; pero sí, lo hizo, con un

cuchillo; se degolló.
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