Page 57 - Telaranas
P. 57
abstractos como solían ser. Marcos se encontraba en
un hospital, pero este se veía abandonado; las luces
parpadeaban, provocando que en un segundo se viera
todo perfectamente y en el otro todo fuera oscuridad,
oscuridad sobrenatural, malévola, demoniaca.
Marcos se encontraba en la recepción; frente a él
habían cuatro puertas: la primera estaba rotulada
como Emergencias, la segunda decía Quirófano, la
tercera era la morgue y la cuarta no tenía rotulación.
Marcos intentó en Emergencias, pero estaba
cerrada; luego trató en el quirófano, pero la puerta
estaba demasiado oxidada y no se abrió
completamente, sin importar el forcejeo. Pero el
destino que estaba tratando de evadir lo invitó a
pasar, ya que en ese instante la puerta de la morgue
se abrió completamente.
En la escalera iluminada por luces intermitentes
que llevaba al sótano, Marcos tropezó, bajó los
escalones rodando y cayó como un costal. Levantó la
mirada para observar en dónde se encontraba; era
una habitación vacía, excepto por una camilla en el
centro, en la cual se apreciaba la figura de un cuerpo
cubierto con una manta blanca. Marcos tomó todo el
valor que pudo y quitó la manta en un sólo
movimiento; pero, para su sorpresa, la sábana
únicamente estaba cubriendo un esqueleto médico.
En ese mismo instante escuchó cómo se abría
una puerta, así que inmediatamente subió las
escaleras. Al cruzar el umbral del sótano y llegar al
salón donde había empezado, las luces titilantes se
apagaron.
Marcos estiró torpemente las manos, tratando
de alcanzar algo en la oscuridad, lo que fuera. Ingrata
fue su sorpresa cuando tocó algo viscoso y que
un hospital, pero este se veía abandonado; las luces
parpadeaban, provocando que en un segundo se viera
todo perfectamente y en el otro todo fuera oscuridad,
oscuridad sobrenatural, malévola, demoniaca.
Marcos se encontraba en la recepción; frente a él
habían cuatro puertas: la primera estaba rotulada
como Emergencias, la segunda decía Quirófano, la
tercera era la morgue y la cuarta no tenía rotulación.
Marcos intentó en Emergencias, pero estaba
cerrada; luego trató en el quirófano, pero la puerta
estaba demasiado oxidada y no se abrió
completamente, sin importar el forcejeo. Pero el
destino que estaba tratando de evadir lo invitó a
pasar, ya que en ese instante la puerta de la morgue
se abrió completamente.
En la escalera iluminada por luces intermitentes
que llevaba al sótano, Marcos tropezó, bajó los
escalones rodando y cayó como un costal. Levantó la
mirada para observar en dónde se encontraba; era
una habitación vacía, excepto por una camilla en el
centro, en la cual se apreciaba la figura de un cuerpo
cubierto con una manta blanca. Marcos tomó todo el
valor que pudo y quitó la manta en un sólo
movimiento; pero, para su sorpresa, la sábana
únicamente estaba cubriendo un esqueleto médico.
En ese mismo instante escuchó cómo se abría
una puerta, así que inmediatamente subió las
escaleras. Al cruzar el umbral del sótano y llegar al
salón donde había empezado, las luces titilantes se
apagaron.
Marcos estiró torpemente las manos, tratando
de alcanzar algo en la oscuridad, lo que fuera. Ingrata
fue su sorpresa cuando tocó algo viscoso y que