Page 129 - Telaranas
P. 129
percibir como una romántica y perfecta conjuración
del destino... (¡Diablos...!)

—Ven conmigo, solo te lo pediré esta vez —ultimó
ellA.

Y por supuesto, Andrey accedió; él mismo tomó

su mano y la condujo hacia las escaleras...



La música volvió a cambiar de pronto, y otra de

Rammstein, Mein Teil, irrumpió como una tormenta
de arena a través de la ventana. En el momento del

cambio, una de las gemelas (¿Kim o Sofía?, no se

sabía) tomó a la otra del cuello y la lanzó contra el
tubo. Luego tomó del suelo un par de sogas que habían

aparecido allí (¿en qué momento?, no se supo), y
procedió a amarrarla de pies y manos al tubo. JJ

estaba anonadado por la inesperada violencia de la
escena, y luego quedó petrificado cuando una de las

chicas (¿la misma o la otra?, no lo supo), la que estaba
siendo amarrada, volvió a guiñarle el ojo.

Las cabinas de baile privado no tenían paredes;
eran pequeños cubículos separados del resto del

mundo por cortinas traslúcidas. Una cantidad de las

cabinas eran individuales, con un solo sofá pequeño; y
otras eran grupales, con sofás en forma de L para

varias personas. Cuando las luces giratorias
iluminaban de la forma adecuada, se podía ver las

siluetas de las chicas bailando en las cabinas
contiguas, y una de ellas era la expolicía, que bailaba,

o más bien, se contoneaba sobre las piernas de

Charley, moviendo sus glúteos en forma circular en
torno al abultamiento del pene, que crecía y crecía y

crecía...
   124   125   126   127   128   129   130   131   132   133   134