Page 132 - Telaranas
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su cuerpo y dejando que el circo, a punto de presentar
el número del Hombre Bala, apuntara el cañón
multicolor hacia lo más profundo de su femenil
corporeidad...
La gemela fue desamarrada del tubo y luego,
entre las dos, amarraron a JJ.
Betty se estimuló los pezones con los dedos para
endurecerlos —ya que los intentos de Charley fueron
infructuosos— y fingió que el placer la hacía gemir y
cerrar los ojos y agitar su cabello y agitar su
respiración y agitarse toda cuando él los
mordisqueaba y lamía como caramelos. Luego bajó al
suelo y se postró de rodillas frente a Charley, le
masajeó el bulto del pene (que ya no era circo, sino
coliseo) y lo mordió ligeramente sobre la tela del
pantalón.
—Hagamos un trato —propuso Charley—; yo te
doy una extra y tú me das una extra.
—¿Qué tienes para nosotras? —inquirió una de las
gemelas, micrófono en mano.
Charley sacó un billete y se abrió la cremallera.
Betty fingió dudarlo, pero aceptó:
—Okeeeeeey... Vamos a ver qué arma es la que
traes...
La otra gemela deslizó su mano bajo la camisa de
JJ, le hizo cosquillas con las uñas y profirió:
—¡Hay muuucha carne aquí! ¡Creo que podrías
alimentarnos a todos!
Betty le sacó el pene y comenzó a juguetear con él,
frotándolo con la mano y dándole pequeños toques
con la lengua.
—¡Hora de la cena! —informó Kim, o Sofía, o la
que fuera.
el número del Hombre Bala, apuntara el cañón
multicolor hacia lo más profundo de su femenil
corporeidad...
La gemela fue desamarrada del tubo y luego,
entre las dos, amarraron a JJ.
Betty se estimuló los pezones con los dedos para
endurecerlos —ya que los intentos de Charley fueron
infructuosos— y fingió que el placer la hacía gemir y
cerrar los ojos y agitar su cabello y agitar su
respiración y agitarse toda cuando él los
mordisqueaba y lamía como caramelos. Luego bajó al
suelo y se postró de rodillas frente a Charley, le
masajeó el bulto del pene (que ya no era circo, sino
coliseo) y lo mordió ligeramente sobre la tela del
pantalón.
—Hagamos un trato —propuso Charley—; yo te
doy una extra y tú me das una extra.
—¿Qué tienes para nosotras? —inquirió una de las
gemelas, micrófono en mano.
Charley sacó un billete y se abrió la cremallera.
Betty fingió dudarlo, pero aceptó:
—Okeeeeeey... Vamos a ver qué arma es la que
traes...
La otra gemela deslizó su mano bajo la camisa de
JJ, le hizo cosquillas con las uñas y profirió:
—¡Hay muuucha carne aquí! ¡Creo que podrías
alimentarnos a todos!
Betty le sacó el pene y comenzó a juguetear con él,
frotándolo con la mano y dándole pequeños toques
con la lengua.
—¡Hora de la cena! —informó Kim, o Sofía, o la
que fuera.