Page 135 - Telaranas
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todos. Eran cinco muchachos más grandes que él, y los
dejó a todos en el suelo, con la nariz rota, o la boca,

sangrando. Recuerdo haber visto los dientes de uno de
ellos en el cemento. No estoy seguro de cómo lo hizo;

fue demasiado rápido. Esa vez ni siquiera nos

hablamos; solo me miró y se fue. Al año siguiente
fuimos compañeros de clase y nos tocó hacer una tarea

juntos. Él no quería; dijo que no le gustaba trabajar en
grupo. Pero tuvo que hacerlo, y después de algún

tiempo, nos hicimos amigos. No sé por qué, pero yo le
caí bien, y parecía ser el único. Siempre andábamos

juntos; en clase, en los recreos, en el almuerzo, incluso

después de la escuela. Él me acompañaba a tomar el
autobús y un par de veces me llevó hasta mi casa; pero

nunca quiso entrar, nunca quiso conocer a mis padres.
Es muy extraño; casi nunca lo he visto sonreír. En la

escuela, todo el mundo sabía lo de la paliza que les dio
a aquellos chicos, y lo respetaban por eso. Supongo

que también le tenían miedo. Nunca vi a nadie
haciéndole bromas ni molestándolo, y desde que

empezaron a vernos juntos, tampoco me molestaban
a mí. Una vez… una vez un chico nuevo que venía de

otra escuela empezó a decir por todos lados que... que

Tad y yo éramos gays. Tad se enteró, pero no hizo
nada; no le importaba lo que dijeran los demás. Pero

luego, ese mismo chico empezó a molestarme,
escribiendo en las pizarras de todas las clases que yo

co-cobraba por... por hacer... por hacer eso que me
estás haciendo... por hacer eso en los baños de la

escuela, a otros chicos.

—Mmmmmmm... ¿Y qué pasó después?
—El chico escribió en las pizarras mi número de

teléfono y hasta mi correo electrónico. Empecé a
recibir mensajes y llamadas de gente haciendo
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