Page 54 - Puntas de Iceberg
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llegar a casa lo más pronto posible para llevarlo a un psiquiatra… ¿No
cree, doctor Soto?
— ¡Cállese maldito demonio! Usted no sabe nada de ella, ella me
quiere y sé que confía en mí, ella…
— ¡No me crea a mí! Mire, pasan ya de las cuatro y media y el avión
ya salió. Mire, mire el televisor y dese cuenta del trabajo del destino.
Una risa diabólica fue lo último que escuchó. Corrió y encendió el
televisor:
...sado que tenía problemas mecánicos, pero el piloto dijo
que no había por qué alarmarse, que se trataba de fallos en
los instrumentos de atención a los pasajeros, como los
botones para llamar a las azafatas. Pero ustedes están
siendo testigos de los sucesos, aquí en la cadena...
En la pantalla, un muy mal camarógrafo trataba de enfocar al avión
que daba piruetas en el aire, arrojando humo y con asomo de llamas.
El avión, que había hecho escala por los problemas
mecánicos, acaba de despegar del aeropuerto de ...
Miró el reloj y eran las cuatro con cuarenta y cinco minutos.
— ¡No! NO... no puede ser el avión de mi esposa...no…
Corrió al auricular que colgaba y trató de llamar, pero no había
línea. Frenéticamente, trató de conectar el cable a la pared, pero
falló.
— ¡Dios! Que no se haya ido… ¡Que no se haya ido!
Las manos le temblaban, su palidez era de muerte.
— ¡Dios mío, por favor, ayúdame!
Al fin pudo conectar el aparato a la pared y buscó el papel donde
había anotado el número del Hamilton.
—¿Dónde dejé ese maldito papel? ¿Dónde?
Lo divisó debajo de la mesita del teléfono
cree, doctor Soto?
— ¡Cállese maldito demonio! Usted no sabe nada de ella, ella me
quiere y sé que confía en mí, ella…
— ¡No me crea a mí! Mire, pasan ya de las cuatro y media y el avión
ya salió. Mire, mire el televisor y dese cuenta del trabajo del destino.
Una risa diabólica fue lo último que escuchó. Corrió y encendió el
televisor:
...sado que tenía problemas mecánicos, pero el piloto dijo
que no había por qué alarmarse, que se trataba de fallos en
los instrumentos de atención a los pasajeros, como los
botones para llamar a las azafatas. Pero ustedes están
siendo testigos de los sucesos, aquí en la cadena...
En la pantalla, un muy mal camarógrafo trataba de enfocar al avión
que daba piruetas en el aire, arrojando humo y con asomo de llamas.
El avión, que había hecho escala por los problemas
mecánicos, acaba de despegar del aeropuerto de ...
Miró el reloj y eran las cuatro con cuarenta y cinco minutos.
— ¡No! NO... no puede ser el avión de mi esposa...no…
Corrió al auricular que colgaba y trató de llamar, pero no había
línea. Frenéticamente, trató de conectar el cable a la pared, pero
falló.
— ¡Dios! Que no se haya ido… ¡Que no se haya ido!
Las manos le temblaban, su palidez era de muerte.
— ¡Dios mío, por favor, ayúdame!
Al fin pudo conectar el aparato a la pared y buscó el papel donde
había anotado el número del Hamilton.
—¿Dónde dejé ese maldito papel? ¿Dónde?
Lo divisó debajo de la mesita del teléfono