Page 59 - Puntas de Iceberg
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Las risas de la pandilla hicieron eco en el ala de dormitorios
masculinos.
—Oye, amigo, te contaré un secreto. Acabamos de ver a Carole
entrando en el ala de aseo, que como sabes a esta hora está
restringida. Creo que espera a alguien. Yo que usted me iría para
allá..
—¿Carole? ¿Estás seguro?
—¡Oye, oye! , ¿cuándo te he mentido?
A Ernest le pareció extraño. No confiaba en Alex.
—Bueno, eso que me dices es raro, pero la verdad no me importa.
Estaba tomando aire, pero ya llegaron ustedes y comenzó a oler mal.
Mejor me voy al dormitorio, los veo mañana.
Ernest siguió la vereda y dobló a la derecha, hacia los dormitorios,
pero apenas perdió de vista a la pandilla corrió hacia el ala de aseo
por detrás de los arbustos para no ser visto. Con lo que no contaba
era con que Alex tomara otro camino para ir también al ala de aseo.
—Alex, ¿podrías decirme cómo diablos supiste que Carole era la
chica de Ernest, y cómo sabes que está en el ala de aseo? No recuerdo
haber pasado por ahí...
—No seas estúpido Chock. ¡Es obvio! Tenía que ser Carole. Es la
única chica que se fijaría en este intento de hombre. Y qué se yo
dónde diablos está ella ahora. Inventé que estaba ahí para darle un
susto al cobarde de Ernest; ya sabes que le tiene fobia a los edificios
solos y oscuros.
Ernest trataba de mirar por la abertura de la cortina del baño, pero
no vio nada. Era lógico pensar que todo era una mentira, que Carole
no estaría ahí, era un invento de Alex para molestar. Carole llegaba
pero no salía del ala de aseo, a menos que viniera a cambiarse de
ropa. Si fuera así, es posible que ya se hubiera ido.
—Yo se los dije, ese estúpido es un maldito mirón.
masculinos.
—Oye, amigo, te contaré un secreto. Acabamos de ver a Carole
entrando en el ala de aseo, que como sabes a esta hora está
restringida. Creo que espera a alguien. Yo que usted me iría para
allá..
—¿Carole? ¿Estás seguro?
—¡Oye, oye! , ¿cuándo te he mentido?
A Ernest le pareció extraño. No confiaba en Alex.
—Bueno, eso que me dices es raro, pero la verdad no me importa.
Estaba tomando aire, pero ya llegaron ustedes y comenzó a oler mal.
Mejor me voy al dormitorio, los veo mañana.
Ernest siguió la vereda y dobló a la derecha, hacia los dormitorios,
pero apenas perdió de vista a la pandilla corrió hacia el ala de aseo
por detrás de los arbustos para no ser visto. Con lo que no contaba
era con que Alex tomara otro camino para ir también al ala de aseo.
—Alex, ¿podrías decirme cómo diablos supiste que Carole era la
chica de Ernest, y cómo sabes que está en el ala de aseo? No recuerdo
haber pasado por ahí...
—No seas estúpido Chock. ¡Es obvio! Tenía que ser Carole. Es la
única chica que se fijaría en este intento de hombre. Y qué se yo
dónde diablos está ella ahora. Inventé que estaba ahí para darle un
susto al cobarde de Ernest; ya sabes que le tiene fobia a los edificios
solos y oscuros.
Ernest trataba de mirar por la abertura de la cortina del baño, pero
no vio nada. Era lógico pensar que todo era una mentira, que Carole
no estaría ahí, era un invento de Alex para molestar. Carole llegaba
pero no salía del ala de aseo, a menos que viniera a cambiarse de
ropa. Si fuera así, es posible que ya se hubiera ido.
—Yo se los dije, ese estúpido es un maldito mirón.